La Cirugía Estética en la adolescencia

» ¿Cuáles son los problemas que aparecen cuándo un adolescente quiere realizarse una cirugía estética? ¿Se puede tener expectativas realistas en esta etapa? ¿Cuál es el papel de los padres?


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Algunas puntualizaciones en este artículo:


Hay muchos factores de los cuales dependen que una cirugía estética sea adecuada o no para una persona, sea esta un adulto o un adolescente. Dentro de esos factores, vamos a nombrar los siguientes y ver qué pasa con ellos en el caso de un adolescente:

  • Que la estructura anatómica que se vaya a operar haya finalizado su desarrollo.
  • Que la operación sea exclusivamente por motivos estéticos (mejorar la normalidad), o que la misma sea a causa de una deformidad o anormalidad (cirugía reconstructiva) que necesita repararse y/o corregirse, devolviendo la normalidad.
  • Que se pueda entender y dimensionar el procedimiento. Si el mismo es solo por razones estéticas (no reconstructivas o reparadoras) que se comprenda cabalmente que el procedimiento, aunque tenga el objetivo de mejorar la apariencia, sigue siendo una cirugía con todos los riesgos que cualquier tipo de cirugía implica.
  • Relacionado al punto anterior, que se tengan expectativas realistas.
  • Que la cirugía sea un deseo propio, es decir, que no este motivada por el deseo de los otros (padres, amigos, pareja).
  • Que el paciente no esté atravesando una situación conflictiva en su vida, una crisis, una separación, una depresión, un duelo, etc.

Relacionado o no con el último punto, esta la autoestima del paciente. Divorcios, trastornos depresivos, duelos, etc. y muchas otras situaciones pueden hacer que el nivel de autoestima baje. O bien, que el paciente haya tenido siempre un nivel bajo de autoestima.

La baja autoestima y la cirugía estética:

La baja autoestima y la cirugía estética: la baja autoestima y también las situaciones de crisis y duelo (donde aquella está implicada), pueden hacer que una persona desee o tome la decisión de realizarse una cirugía estética para solucionar un problema afectivo, para mejorar su autoestima, para ser mas aceptado socialmente por los demás, para agradar a las demás, para sentirse mejor, etc. Tiene asi falsas expectativas. Asimismo y sobretodo tratándose de adolescentes nos enteramos a través de ellos mismos o por parte de los medios de comunicación, que el motivo de la cirugía estética es mejorar su autoestima, la que ven diezmada por considerar, por ejemplo, que no tienen una nariz como quisieran a pesar que esta es normal (cuando hablamos de narices normales incluimos narices que pueden tener giba, ser mas o menos anchas, etc. en resúmen, lo que esta dentro de la normalidad). Y acá hay un problema, porque una persona puede tener cierto grado de disconformidad con un rasgo de su cuerpo, pero que eso le produzca un daño en su estima no es lo más lógico ni lo más sano. Que la autoestima, que la seguridad de la persona en sí misma dependan de un rasgo físico cuando este no se trata de una deformidad o anormalidad (sino hablaríamos de cirugía plástica o reconstructiva y no de cirugía estética), es un problema que debe ser solucionado actuando sobre lo psicológico de esa persona y nunca mediante el bisturí, porque si así se lo hiciera no estaríamos actuando sobre la raíz del problema. Si se utiliza la cirugía estética como paliativo, se toma entonces el camino equivocado, porque una cirugía estética (cuando hablamos de cirugía estética nos referimos a cirugías cuya meta es mejorar la normalidad, se parte de lo normal para mejorarlo) no resuelve un problema de autoestima, no quita la tristeza ni la depresión, no hace que la persona sea más querida ni aceptada. La autoestima de una persona no debe depender de los demás, sino de la persona misma, de lo contrario no es auto-estima. La autoestima no depende solo de un rasgo físico. Una nariz normal que no tiene la forma que quisiéramos, es solo un rasgo de apariencia de la totalidad del ser humano. No solo nos valoramos por nuestros rasgos físicos, nos valoramos por cómo somos como personas, por las acciones que emprendemos, por ayudar a otros, por los logros que obtuvimos, por las habilidades que tengamos o por aquellas que siempre podemos mejorar o desarrollar, por nuestras creencias, por como creemos que somos, etc. Cada uno de nosotros somos seres únicos y aunque creamos que no hayamos obtenido logros, nos valoramos por el hecho de ser personas capaces de aprender día a día, ser mejores, equivocarnos y lograr cosas que anhelamos. Con esto queremos dar la idea que si nuestra autoestima solo depende de lo físico o de un rasgo, esto no es normal y podríamos concluir que esta no es una verdadera autoestima o una autoestima sana.

Por lo dicho anteriormente se deduce que ante estos problemas, la solución es hacer un tipo de terapia psicológica adecuada, desarrollo personal, counseling, entrenamiento en habilidades sociales, etc. Debemos aprender a autoestimarnos y que nuestra estima no dependa de los demás o de un rasgo físico. Debemos aprender a relacionarnos, debemos conocernos más a nosotros mismos para saber cómo estamos siendo con nosotros mismos y con los demás. Conociéndonos, aprendiendo a socializarnos, identificando las cosas que hacemos que no nos favorecen en la relación con los demás y nosotros, aprenderemos a querernos, a querer a los demás y los otros nos querrán naturalmente. De esta manera nos aceptaremos como somos, y a partir de allí, podremos pensar desde un lugar más adecuado si queremos mejorar o cambiar alguna parte de nuestro cuerpo. Léase de otra manera: tomaremos una decisión siendo personas maduras, con una autoestima aceptable, con expectativas realistas de lo que la cirugía nos puede dar y aceptando los riesgos que la misma implica, y con la capacidad de atravesar una complicación si tuviera lugar. Sabremos que aunque no nos operemos, las personas nos seguirán aceptando y queriendo, tomaremos una decisión positiva o negativa ya no desde la obsesión, ya no desde el pensamiento extremista que hace creer que modificando un rasgo "nos salvamos".

El contexto de la adolescencia en el que se pide una cirugía estética:

¿Y qué pasa con la adolescencia? Esta es una etapa conflictiva, muchas veces de crisis, inmadurez, a veces de baja autoestima o de momentos de baja autoestima, duelos, miedos, etc. Miedo por el gran cambio que se avecina. Los adolescentes además de ir experimentando los cambios en su cuerpo, se van haciendo adultos. Y esto implica ir dejando a un lado muchas cosas de la infancia y adaptarse a los nuevos roles adultos. Deben ir asumiendo muchas responsabilidades que antes no tenían. Aparecen conflictos como no saber a que dedicarse o cual es la vocación, conflictos con los padres, sentimientos de soledad, episodios depresivos, ideales que caen y aparece la realidad adulta con todas la responsabilidades. A su vez algunos adolescentes pueden ser tímidos, tener problemas para encontrar pareja, sufrir de inseguridades, dificultades a la hora de relacionarse con sus pares y sufrir miedos al insertarse en el mundo adulto, comenzar una carrera, trabajar por primera vez, etc.

Todo eso hace que la adolescencia no sea una buena etapa para decidir una cirugía estética. La adolescencia conlleva (en menor o mayor grado) inmadurez emocional y psicológica, además de varias de las situaciones conflictivas nombradas. Todo esto puede dificultar el tener expectativas realistas ante una cirugía estética, además de menoscabar la cabal compresión de lo que el procedimiento significa y los riesgos que conlleva. La adolescencia puede acarrear baja autoestima o períodos de baja autoestima, momentos de depresión, etc. Ante una complicación el paciente debe estar en condiciones psicológicas adecuadas como para hacer frente a esta, sobrellevarla y superarla, sin por esto sufrir una descompensación psicológica o anímica. Enfermedades como la depresión, las obsesiones, la dismorfofobia, etc., pueden hacer que ante una complicación, el paciente entre en una crisis o se agraven los síntomas de la enfermedad. Lógicamente la adolescencia no es una enfermedad, pero sí una etapa donde pueden ser muy comunes los conflictos, la inmadurez y las fluctuaciones del estado de ánimo.

La consulta con el cirujano plástico y el adolescente:

Primeramente es necesario decir que cualquier menor de 21 años en Argentina es considerado menor de edad y no podrá practicarse una cirugía estética sin el consentimiento firmado de sus padres o tutores. El cirujano plástico evaluará si el procedimiento es por motivos estéticos, o por motivos reconstructivos o reparadores. Se tendrá en cuenta si el adolescente viene solo o acompañado por los padres a la consulta. Cuando va solo ya no es un punto a favor, porque puede ser que los padres no estén al tanto y por otro lado no es posible la conversación con los padres para saber como piensan acerca de la operación, evaluar la opinión de los padres, saber como estos influyen en el deseo del adolescente y como influye el entorno. El apoyo de los padres ante un cirugía es esencial y esto debe ser evaluado durante la consulta. Lo que no debe pasar, es que ese apoyo este acompañado de influencia en el deseo del adolescente.

Cuando se trata de cirugía reconstructiva por malformaciones, es mas probable que la cirugía pueda realizarse y este indicada, ya que se trata de devolver la normalidad perdida o nunca tenida. En estos casos, que nombramos como ejemplos más abajo, es más factible pensar que la cirugía estética puede solucionar un problema de autoestima, ya que es la anormalidad física la que esta ocasionando directamente el problema:

  • La ginecomastía en varones: se trata de un desarrollo anormal de la glándulas mamarias en hombres, que aumentan de tamaño y hacen que el adolescente tenga el pecho parecido al de una mujer. Puede aparecer de forma transitoria en adolescentes de entre 14 y 15 años y desaparecer aproximadamente al año o puede ser irreversible y necesitarse una cirugía para corregirlo.
  • Corrección de asimetrías mamarias: sucede cuando una mama es notoriamente más grande que la otra. Se utiliza la cirugía para corregir la desigualdad.
  • Otoplastía: corrección de las orejas que sobresalen hacia fuera (orejas en asa). Mediante la cirugía las orejas son modificadas para que no sobresalgan hacia fuera, y queden con una apariencia normal. Se puede reducir el tamaño de las orejas si estás fuesen grandes. En niños, la Auriculoplastía puede ser aconsejable a partir de los 7 años, para evitar problemas psicológicos. Los niños suelen ser sumamente crueles en la denuncia de los defectos corporales y a esta edad las orejas prominentes o en asa son empleadas para ridiculizar al compañero de colegio. La reacción con frecuencia es de agresividad hacia el ambiente o tendencia al aislamiento. Es por esto una intervención solicitada con frecuencia por el propio niño para librarse de las burlas de sus compañeros.

Las cirugías estéticas que más despiertan el interés de los adolescentes son la rinoplastía, el aumento mamario y también la lipoaspiración. En lo que hace a la rinoplastía, la nariz es una estructura que finaliza su desarrollo a los 14 años en las mujeres y aproximadamente a los 16 años en hombres. Los senos finalizan su desarrollo aproximadamente a los 18 años. No obstante, en general, estas tres cirugías deben esperar hasta la adultez para realizarse. Diferentes cirujanos plásticos pueden tener opiniones diversas, según la particularidad de cada caso, no obstante en nuestro Centro Médico no realizamos estas cirugías a menores de 21 años, ya que si bien el desarrollo físico de la estructura anatómica puede haber finalizado, consideramos que la persona debe volver a evaluar su deseo de operarse desde un estado de mayor madurez psíquica y emocional. En la gran mayoría de los casos les aconsejamos esperar a la adultez para reconsiderar la cirugía estética. En relación a este tema, la FDA de los Estados Unidos aprueba el uso de implantes mamarios de silicona en mujeres solo a partir de los 22 años de edad. La lipoaspiración es un procedimiento riesgoso reservado para la grasa localizada que no puede reducirse con dietas y ejercicios. Lo que muchos adolescentes necesitan en lugar de una lipoaspiración es consultar un nutricionista y realizar una reeducación alimentaria, asi como también realizar actividad física como parte de su estilo de vida. Corrigiendo estos aspectos, y adquiriendo habitos de vida saludables, no es necesaria la lipoaspiración, porque el problema se soluciona.

Los padres y el adolescente que quiere realizarse una cirugía estética:

Según la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (American Society of Plastic Surgeons), los padres deben tratar de responder a 3 preguntas (solo las que están en negrita, el resto son nuestras) para investigar si sus hijos son aptos para una cirugía estética:

¿Es realmente el adolescente por sí mismo, el que desea la cirugía o el cambio?, o la necesidad es fruto de exigencias de los padres, o surge o esta motivada por opiniones de los amigos, conocidos, etc.

¿Es realista el adolescente acerca de los beneficios que se puede obtener con la cirugía estética o con el cambio que pretende? En otras palabras, ¿tiene expectativas realistas el adolescente no solo acerca de los beneficios sino de los resultados que se pueden conseguir? ¿Se ha obsesionado con su nariz y cree que con una cirugía estética puede conseguir la nariz de un famoso X y que esa nariz además haga juego con el resto de sus rasgos? ¿Cree que así va a poder conseguir novia/o o tener mas amigos? ¿Cree que ese cambio le va a posibilitar ser más querido y aceptado por los demás? ¿Idealiza el adolescente los beneficios de la cirugía estética, los sobrevalora?

¿Puede ser el adolescente maduro para apreciar los riesgos y desventajas de la cirugía estética? Así como se puede sobrevalorar lo positivo, se puede subestimar o ni siquiera tener en cuenta las desventajas y los riesgos que se pueden correr en una cirugía. Con la suma de la sobrevaloración de lo positivo y la subestimación de las desventajas tenemos como resultado el menoscabo de la capacidad de entender lo que implica y significa un procedimiento quirúrgico, así como lo que se puede esperar de el.

Veamos lo que dicen algunos autores de la psicología sobre la adolescencia:

En su obra Las 8 edades del Hombre 1 el famoso psicólogo Erik Erikson, habla del la 5ta. edad "Identidad versus confusión de rol". En ella describe que en la pubertad y la adolescencia se vuelven a poner en duda, en cierto grado, todas las mismidades y continuidades en las que se confiaba. Pueden aparecer confusiones en cuanto a la propia identidad. En palabras de Erikson: "Los adolescentes se preocupan por lo que parecen ser ante los ojos de los demás en comparación con lo que ellos mismos sienten que son."

El Dr. Mauricio Knobel, quien escribió junto a Arminda Aberastury la conocida obra titulada La adolescencia normal, (además fue presidente de la Sociedad Argentina de Psiquiatría y Psicología de la Infancia y de la Adolescencia entre otras varias cosas), sostiene que para que el adolescente logre una estabilización de su personalidad, este debe atravesar una etapa en la que se da normalmente un grado variable de conducta "patológica" y considera anormal un estado de equilibrio estable durante la adolescencia.

En palabras de M. Knobel:

"El adolescente atraviesa por desequilibrios e inestabilidad extremas de acuerdo con lo que conocemos de él. En nuestro medio cultural nos muestra períodos de elación, de ensimismamiento, alternando con audacia, timidez, incoordinación, urgencia, desinterés o apatía, que se suceden o son concomitantes con conflictos afectivos, crisis religiosas en las que se puede oscilar del ateismo anárquico al misticismo fervoroso, intelectualizaciones y postulaciones filosóficas, ascetismo, conductas sexuales dirigidas hacia el heteroerotismo y hasta la homosexualidad ocasional. Todo esto es lo que yo he llamado una entidad semipatológica, o si se prefiere, un "Síndrome Normal de la Adolescencia". 2

Visto y considerando lo anteriormente expuesto, podríamos preguntarnos: ¿Tienen los adolescentes realmente la capacidad de entender lo que una cirugía estética puede aportar y a la vez tomar una decisión en función de expectativas realistas?

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Bibliografía:

1. Erikson, Erik H. Las ocho edades del hombre. Ediciones Hormé. Buenos Aires, 1993

2. Arminda Aberasturi, Mauricio Knobel. La adolescencia Normal. Ed. Paidos. Buenos Aires, 1995.

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